miércoles, 28 de mayo de 2008

El problema de los derechos de autor en Internet

La continua discusión sobre los derechos de autor es uno de los temas más controvertidos a los que ha dado lugar la aparición de Internet y de las tecnologías digitales. En la esencia misma de la Red de Redes está la libre circulación de información, lo que ha provocado el surgimiento de programas y sistemas de intercambio de archivos que muchas veces violan las leyes de copyright. Las diferentes soluciones que han propuesto las compañías no han funcionado, por lo que tanto legisladores como autores continuan buscando la panacea para un asunto tan complejo como polémico.

La descarga de archivos de Internet es una práctica generalizada entre los usuarios de ordenadores. ¿Quién no se ha bajado alguna vez una canción o una película? ¿Quién no tiene instalado un eMule, Bitorrent, etc.? ¿O, remontándonos un poco más en el tiempo, quién no utilizó el Napster o el Kazaa? La aparición de los programas P2P (peer to peer), que se basan en comunidades de usuarios que comparten sus documentos, ha logrado que se convierta en una costumbre masiva. Además, han conllevado distintas polémicas legales, ya que esa distribución de archivos se hace sin ánimo alguno de lucro.

Este tipo de prácticas son casi imposibles de controlar en un entorno tan abierto como es Internet. El cierre de Napster (programa pionero en los P2P), que se produjo tras una demanda por parte de las discográficas, no sirvió absolutamente para nada. Los usuarios simplemente comenzaron a utilizar otro software distinto con el que realizar las mismas descargas.

Tampoco parece una solución adecuada la reciente imposición del Canon Digital. Esta reforma de la Ley de Propiedad Intelectual gravará prácticamente todos los aparatos digitales que compre cualquier persona en España. Es decir, que todo el que quiera adquirir un reproductor mp3, un equipo DVD, un escáner, una grabadora, o simplemente un CD virgen, se verá obligado a pagar un impuesto o una "pseudomulta" por un delito que todavía no ha cometido. A eso se le llama ser coherente con la presunción de inocencia que asegura la justicia española, sí señor.

Como medida polémica que es, la imposición del Canon Digital ha provocado numerosas protestas. Incluso se ha creado una plataforma contra el Canon que informa sobre la injusticia que supone la reforma de la ley y que permite a los visitantes firmar contra ella. Incluso el presidente Zapatero reconoció que no era una medida definitiva antes de defenderla en la siguiente entrevista.



Es cierto que parece difícil que se mantengan algunas industrias culturales aplicando la política del software libre. Pero hay que buscar soluciones intermedias, como ha hecho Apple con su tienda online de iTunes, que tiene un catálogo de más de 6 millones de canciones a 0,99 euros cada una y que está siendo muy rentable. Gracias a los sistemas Digital Rights Management (DRM), se pueden vender los archivos multimedia por Internet limitando el número de visionados de la película o de veces que se puede escuchar la melodía adquirida.

Parece una solución más adecuada que el Canon Digital, pero hay que tener en cuenta que todo este tipo de sistemas y restricciones pueden ser pirateados y burlados con relativa facilidad. Por lo tanto, es difícil encontrar un equilibrio entre la libre circulación de la información por Internet y la preservación de los derechos de autor. Querer limitar la Red de Redes es intentar poner diques al mar.

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